Mis cardinales no son sólo las de la movida, la de los pelos de colores. Hay sitio para todos y para todas. Y para Gloria Lasso, por supuesto, la diva que ni se llamaba Gloria ni se apellidaba Lasso.
La luna de miel es una canción a la medida del hombre, porque pasa de un tiempo a otro tiempo y hace que las cosas no cambien. Si tienes un momento libre, escúchala varias veces, porque todavía quedan plazas libres en el paraíso.
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