162.
Los
hay raros, porque esconden el eco de su propio dolor. Los hay infelices, porque
muestran el eco del dolor ajeno.
163.
Los
hay raros, porque su media naranja esta partida por la mitad. Los hay
infelices, porque su mejor mitad no encuentra su media naranja.
164.
Los
hay raros, porque no besan labios en las despedidas. Los hay infelices, porque besan
labios en las bienvenidas.
165.
Los
hay raros, porque sus amantes siempre les susurran un vuelva usted mañana. Los
hay infelices, porque sus amantes siempre les susurran un sálvese quien pueda.
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