307. Los
hay raros, porque se ríen cuando vale la pena. Los hay infelices, porque lloran cuando no vale la pena.
308. Los
hay raros, porque dejan de rezar cuando pierden la fe. Los hay infelices,
porque siguen rezando cuando pierden la fe.
309. Los
hay raros, porque han aprendido a distinguir los silencios de los secretos. Los hay infelices, porque no han aprendido a
distinguir los ruidos de los sonidos.
310. Los
hay raros, porque se les ocurren buenas ideas, pero luego las olvidan. Los hay
infelices, porque se les ocurren malas ideas, pero luego las recuerdan.
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